martes, 27 de mayo de 2008

Ihara

Nombre: Ihara
Edad: 20 años
Cumpleaños: 17 de abril
Modelo: Cerberus Project TM - Lishe
Ropa: (Bastet Kittie ^ ^)


Su historia se remonta a cuando tenía 8 años.

Fue recogida por un hombre sabio de una aldea internada en la zona más remota del corazón de la India.

Wuahari, el sacerdote de la aldea y guardián de uno de los 5 sellos de la tierra, una mañana a la orilla del río se encontró una pequeña niña, inconsciente pero aún viva, semi-bañada por las aguas del río (famoso por sus rápidas, crueles y mortales aguas). Ningún hombre que había caído en ellas había salido vivo.
Wuahari, como buen hombre que era recogió a la muchacha y la atendió en su casa.

La niña, con claros rasgos extranjeros, vestía con ropas caras; se notaba su alto nivel social, y aunque viniera de la familia más rica o de la más pobre, resultaba obvio su tragedia. Durante los días que estuvo inconsciente y con fiebre muy alta, Wuahari investigó lo que pudo haberle ocurrido, y por supuesto fue en busca de su familia o de alguien que la conociera. Llegó a lo alto del río, justo al lado de las cataratas y allí divisó el horror dramático de una noche teñida de sangre. Al parecer, un grupo de turistas, fue asaltado en la noche. Todo estaba destruido y las víctimas se contaban por decenas…

A su regreso, la niña despertó habiendo olvidado todo: quién era, qué había sucedido, dónde estaba,… TODO!

A Wuahari se le presentaba un gran dilema, ¿le diría la verdad, haciéndola sufrir nuevamente con una historia tan dolorosa y traumática, o callaría para siempre otorgándole una nueva vida?


El tiempo lo decidiría.

Tras unos días de meditación y observando la evolución de la muchacha; infeliz, cabizbaja, pero con un

sentimiento de rencor y dolor continuo, Wuahari tomó la decisión más sabia; hacer las dos cosas. Le contó todo lo que había descubierto después de encontrarla, todo lo que había visto. Y cuando terminó, en medio del llanto de la niña, le dijo que si ella lo deseaba, él la tomaría bajo se protección, su tutela y sus enseñanzas hasta que ella estuviera lista para retomar su vida como quisiera; dándole un nuevo nombre y un nuevo futuro.

La niña aceptó entre lágrimas ahogadas de rabia y le pidió que le enseñara a protegerse y a PROTEGER para que nunca más volviera a suceder lo que en esos días atrás.
Wuahari le otorgó el nombre de Ihara, en honor a un antiguo amor del sabio maestro.
Pasaron así 12 años. 12 años de entrenamiento tanto físico como mental. Meditación y aceptación de lo que la rodeaba.
Los años pasaron rápidamente para Ihara, inmersa y concentrada en las enseñanzas de su maestro. La niña resentida y dolida se había convertido en una mujer bella, disciplinada, y querida por todos, desde que se convirtió en la hija adoptiva del sabio. Su odio y rencor disminuyeron con el tiempo, y parecía que el pasado había quedado enterrado definitivamente.

Una mañana como cualquier otra, en el mismo punto donde fue recogida, un escalofrío le recorrió el cuerpo. Salió inmediatamente de regreso a la aldea, que estaba situada entre un bosque frondoso y unas formaciones rocosas, en un claro al pie de estas, su luminosidad que clareaba desde entre los árboles del bosque, se había teñido de oscuridad y fuego.

Llegó demasiado tarde. Las casas destruidas, saqueadas y quemadas. Mujeres y niños… ríos de crueldad y saña recorrían las calles. Rápidamente se dirigió hacia al templo, pues sabía que su maestro aún se encontraría allí.

A punto de llegar y al divisarlo en una lucha cruenta con un duro adversario frente a las sagradas puertas, un grupo de hombres bien armados y organizados le impidieron el paso frenándola con un golpe por sorpresa.

Wuahari aunque era un gran luchador, su edad no le haría resistir mucho ante tal adversario; joven, con buena técnica, disciplinado, seguro, fuerte y con aura maléfica...

Pasaban los minutos e Ihara no conseguía deshacerse de ellos, mientras la fatiga era evidente en su maestro, y su resistencia llegaba a su fin.
Su preocupación le hizo recibir un fuerte golpe que la tumbó al suelo; Wuahari se volvió por Ihara y entonces su oponente le golpeó fuertemente en un punto vital. Wuahari se desplomó frente al templo.

Todo aquello Ihara lo vio como a cámara lenta… cada milésima fue eterna. No lo podía creer. Su mente se nubló, todo parecía decelerarse. La imagen del asesino con semblante orgulloso y poderoso.

El cielo oscurecido trajo consigo el temblor de la tierra y la luz del día parecía como de fuego. Los recuerdos y rencores del pasado resurgieron. Y al caer una lágrima de dolor, ensangrentada por las heridas… Una luz cegadora y nada más.

Tras aquello, los soldados habían sido reducido a cenizas y del asesino de Wuahari no quedó rastro. E Ihara, aunque agotada se acercó a su maestro que aún respiraba.

Wuahari en sus últimos esfuerzos le confesó lo orgulloso que estaba de ella, le encomendó una tarea, una misión; encontrar y proteger el sello robado y guardar así el equilibrio de la tierra, pues si los 5 sellos se reunieran sería el fin de la humanidad. Wuahari además le dijo: “lo que acabas de ver es tu esencia y tu verdadera fuerza, utilízala para bien y siempre estaré contigo; el sentido de la vida depende sólo de la fe en su existencia"




Ihara cumplió con su deber de hija, le dio sepultura y aceptó su destino. ¿A dónde iría? No lo sabía, pero de una cosa sí estaba segura: que su maestro, Wuahari, siempre estaría con ella.


Textos e imagenes realizados por:


1 comentario:

Ikay dijo...

que historia más genial!! me encantó *_*